sábado, 28 de junio de 2014

Mirador de Ordiales




·”Debajo de esos húmedos helechos que reciben el agua de los Picos y arrimado a esa roca enmohecida por los inviernos fríos, dejaré que mis huesos se deshagan a través de los siglos”.
Así dejaba Pedro Pidal expresa su voluntad, de ser enterrado en Ordiales, en aquel grandioso balcón desde el que contemplaba con frecuencia sus queridas montañas. Era su último sueño, que finalmente hicieron posible sus muchos amigos llevando hasta allí sus restos en una inolvidable jornada de otoño, ocho años después de morir.

No nos resultó difícil sentir lo mismo que Pedro Pidal cuando el día 4 de mayo del 2014 nos acercamos hasta allí. La espléndida  vista que se contempla desde aquella altura hacia Angón, constituye un merecido premio para los que hacen esta impresionante ruta de montaña.
Como en el puente de mayo a las ocho y media de la mañana cerraban la carretera de Covadonga hacia los Lagos y a partir de esa hora ya no dejaban subir a los coches, emprendimos viaje desde Gijón a las siete de la mañana, a eso de las ocho y media ya estábamos desayunando en el refugio de Enol, una vez desayunado nos acercamos hasta Pan de Carmen donde aparcamos el coche, punto de inicio de nuestra preciosa ruta de hoy. Una vez preparados cogemos una pista ganadera que tomando una desviación hacia la izquierda nos sitúa a los pies del Pozu del Alemán, la cual recibe este nombre porqué aquí era donde se bañaba por el verano el famoso “Alemán de Corao”, Roberto Frassinelli, que tanto hizo por los Picos de Europa y el Real Sitio de Covadonga.
Atravesamos el puente que cruza el río y proseguimos por la pista ganadera cogiendo poco a poco altura en cómodas diagonales hasta llegar a una preciosa majada con un gran bloque de piedra entre las cabañas, por eso su conocido nombre, “Vega la Piedra”. A partir de este punto ya nos tendremos que ir fijando en los jitos los cuales nos irán marcando todo el tiempo el camino, por supuesto no tendremos ningún problema hasta el final de la ruta siempre que no tengamos nada de niebla, por suerte nosotros tuvimos un día de sol espectacular y con una temperatura perfecta para caminar.

Desde este punto y hasta el refugio el camino no tiene ninguna complicación y es de fácil caminata, atravesando solo una corta pero fuerte pendiente, una vez dejado atrás la Vega La Piedra y superando dicha pendiente se entra en un valle cuyo fondo lo constituye una larga llanura que tal mente parece un verdadero campo de golf por su tapizada hierva, ver foto,  es la Vega Canraso, la cual atravesaremos a todo lo largo. Proseguimos disfrutando del camino y del precioso día y llegamos después de a otro repecho a La Rondiella, otra majada con unas cuantas cabañas diseminadas entre las piedras, al poco de atravesar esta zona ya podemos ver a lo lejos el refugio de Vegarredonda, nuestro primer objetivo para hacer una parada, comer algo liguero y proseguir nuestra andadura de hoy.


El famoso Pozu del Alemán, donde tantas veces se baño el famoso alemán de Corao.


Vega la Piedra, de donde le viene el nombre es sencillo, primer escalón en la aproximación al Refugio del Vegarredonda.


Llegando a la Vega de Canrraso.


La preciosa Vega de Canraso con sus mojones que nos indican el buen camino a seguir.


La primavera en toda plenitud en Picos de Europa.


Perfecta indicación en el camino, así da gusto.


A lo lejos ya divisamos el refugio de Vegarredonda, que será nuestra primera parada para tomar un refrigerio.


Primeras subidas después del refuguio, el cual se puede apreciar a lo lejos.



A partir de este punto encontramos gran cantidad de neveros que atravesamos con precaución ya que a primera hora eran hielo puro.


Una vez en el refugio hasta el cual nos llevó mas o menos una hora y cuarenta minutos con toda la calma del mundo y disparando fotos sin parar ya que el día y la luz estaban totalmente de nuestro lado, comenzamos nuestra segunda parte de la ruta, desde el refugio ya es visible una buena parte de lo que nos queda por recorrer, volvemos a colgarnos las mochilas y cogemos una senda que nos llevará sin perdida hasta Ordiales. Desde este punto y hasta el miraros ya es todo en pronunciada subida sin darnos un minuto de tregua pero sin ninguna complicación. Empezamos poco a poco a coger altura rápidamente hasta que entramos en la canal de Cueñe Cerrada, en este punto tuvimos que extremar un poco las precauciones debido a que encontramos una zona de neveros y a estas horas tan tempranas eran puro hielo así que con cuidado y usando las huellas de los montañeros del día anterior fuimos atravesándolos con sumo cuidado, un resbalón aquí puede causar serios problemas, ya por la tarde en la bajada y con el sol que había echo durante todo el día no tuvimos ningún problema en atravesarlos ya que la nieve de dichos neveros estaba totalmente blanda.
Seguimos nuestro camino bien marcado y siempre en dura subida y llegamos al Forcau, en este punto, donde el camino desciende unos pocos metros le digo a Paco que era el que me acompañaba en esta ruta y que para el era su primera vez, que intentara estar un poco callado, habla por los codos coño, porque casi fijo que empezaríamos a ver rebecos tan abundantes por esta zona. Después de perder un poco de altura llegamos a un pequeño jou donde atravesamos una gran ladera (Campo de Torga) hasta ganar nuevamente altura y tras algunos zig-zag llegamos al collado de Sierra Pelada. En este punto y gracias al silencio con el que caminábamos pudimos ver y disfrutar de un montón de rebecos los cuales con el día de calor que hacia estaban disfrutando del frescor de un nevero (ver foto), como les gusta a estos animalinos poner la barriga en la nieve cuando hace sol, casi siempre que los encontré en Picos por el verano siempre están tumbados encima de un neveru.
Continuamos la marcha y ya podemos apreciar a lo lejos el hermoso Cotalba, el cual  tuve la ocasión de subirlo con el Club de montaña no hace mucho tiempo, poco a poco nos vamos acercando al refugio atravesando un precioso valle que nos acerca hasta él, desde aquí ya podemos observar perfectamente el famoso y mítico Mirador de Ordiales y en no mas de media hora nos situamos en él, creo que para cualquier asturiano y amante de la montaña es una ruta obligada ya que no es nada complicada y sus vistas y su historia merecen muy mucho acercarse hasta este lugar, tuvimos la suerte que con el impresionante día de sol que hizo y en pleno domingo no encontramos nada mas que a una pareja de ingleses que cuando nosotros estábamos haciendo fotos al mirador y a la tumba del gran Pedro Pidal aparecieron ellos y quedaron verdaderamente sorprendidos de las vistas y como no, de este magnífico lugar.
Después de algo mas de media hora disfrutando de dicho lugar volvimos hasta el antiguo refugio de Icona donde dimos buena cuenta de nuestro almuerzo disfrutando del sol y del calorín que hacía a esa hora, una vez fartucos recogimos y volvemos por el mismo camino por el que habíamos venido, al llegar de nuevo al refugio de Vegarredonda una parada a cargar la cantimplora de agua y a saludar al perrín que año tras año saluda a todos los montañeros y te pide que le tires la pelota, yo creo que es mas conocido que muchos montañeros famosos de esta zona. Nos despedimos de los ingleses ya que ellos se quedaban a dormir en el refugio y en poco mas de una hora ya estábamos de nuevo en el coche dando por finalizada nuestra impresionante ruta de hoy.

Dificutad: Media
Tiempo: 7/30 horas (sin prisa y disfrutando)


Según ganábamos altura ya encontramos gran cantidad de rebecos refrescándose en la nieve.


Al fondo ya divisamos el antiguo refugio de Icona.


Llegando al impresionante mirador de Ordiales.


Unas fotos del mirador donde descansa Pedro Pidal.


Aunque parezca extramo en todo el domingo y con el día tan impresionante que tuvimos, solo encontramos a esta pareja de ingleses.


De regreso ya divisamos a lo lejos el refugio de Vegarredonda.




Ya de vuelta paramos a refrescarnos en el refugio y a saludar al perrin que año tras año no se separa de la pelota ni locu.


CASA ASPRON

Una vez cambiados de ropa y refrescarnos un poco cogemos el coche y nos dirigimos hacia Covadonga, y por supuesto no podíamos parar en otro sitio a tomar una buena cerveza bien fría después del día de calor que tuvimos que no fuera en Casa Asprón, el hotelín de montaña que tienen mis grandes y buenos amigos Pino y Corujo y donde tantas veces vengo a dormir todos los inviernos. Si existe un hotel con un encanto especial al estar tan cerca de la Santina y con un trato familiar impresionante, ese hotel se llama Casa Asprón, incluso en pleno verano cuando mucha gente no quiere venir a Covadonga porque parece la feria de muestras por la cantidad de gente que visita este lugar, pues a partir de la siete de la tarde , tomar un gin-tonic en la impresionante terrazina que tienen al lado del río cuando ya marcho todo el mundo y en Covadonga solo quedamos cuatro gatos, es una sensación indescriptible, porque parece mentira que un sitio tan abarrotado por el verano que a partir de las siete de la tarde exista esta tranquilidad, no creo que se encuentre en Asturias sitios mas tranquilos que este a partir de esa hora, subir dando un paseo hasta la Colegiata y luego bajar a tomar un culete de sidra hasta el Repelao, eso no hay dinero que lo pague y después poder dormir en este hotelín es algo que recomiendo a todo el mundo, de verdad.
Además cuando llegué al hotel, en la terraza estaba el mejor guarda de Picos y mi buen amigo Antón, con el cual estuve tomando una cervecina y charrando como siempre de montañas y rutas, da gusto escuchar a este hombre, si existe alguien que conozca Picos como la palma de la mano, ese es mi amigo Antón.

Con mi buen amigo Antón.